Cada 8 de marzo se conmemora el día Internacional de la Mujer trabajadora. Un día de reivindicación y de visibilizar de los enormes esfuerzos que realizan mujeres y niñas en todo el mundo para forjar un futuro más justo e igualitario.
Las mujeres nos encontramos en la primera línea de la crisis del Covid-19 como trabajadoras de la salud, cuidadoras, innovadoras y organizadoras comunitarias. También entre líderes nacionales ejemplares y eficaces en la lucha contra la pandemia. Sin duda alguna, la crisis ha mostrado tanto la importancia de las contribuciones de las mujeres, como las cargas desproporcionadas que llevan en sus hogares.
Es importante mencionar que el 8 de marzo, fue instituido por decisión de las Naciones Unidas en 1975, como el Día Internacional de las Mujeres, reconociendo que las mujeres, la mitad de la población del planeta, vive y habita en él en clara desventaja frente a un sistema patriarcal, admitiendo la necesidad de crear políticas públicas que corrijan esta situación de desigualdad y clara discriminación.
Si bien muchas mujeres ya tienen derecho al voto, pueden acudir a la universidad y pueden conducir un auto, esto no siempre fue así. Todos estos derechos fueron adquiridos gracias al activismo de quienes estuvieron antes que nosotras y esa lucha merece ser reconocida.
Sí hay razones para seguir trabajando en la #GeneraciónIgualdad y la respuesta la sustentamos con datos recientes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU):
En base a este panorama, hoy es urgente, importante y necesario que al menos podamos caminar juntas, todas las mujeres, colectivamente para reclamar nuestros derechos fundamentales porque la igualdad de género no es una cuestión de un día, ni de un mes, debe ser un compromiso para siempre.
Por esta razones y más,